Las regulaciones establecidas por AESA y EASA para el vuelo nocturno de drones se centran en garantizar la seguridad y la visibilidad. Un aspecto crucial de estas normativas es la obligación de equipar a los drones con sistemas de iluminación adecuados. Estas luces deben ser suficientemente potentes como para ser visibles a una distancia significativa, lo que ayuda a otros usuarios del espacio aéreo a identificar la posición y orientación del dron durante la noche.
Además, las normativas enfatizan la importancia de mantener el dron dentro del alcance visual del operador o de un observador designado en todo momento, algo que puede ser más desafiante de noche. Esto implica que el piloto debe ser capaz de ver el dron sin ayuda de dispositivos como binoculares, solo con la ayuda de la iluminación del dron y la luz ambiental.
Tanto AESA como EASA imponen restricciones adicionales para vuelos nocturnos en áreas sensibles. Por ejemplo, los vuelos cerca de aeropuertos o en zonas urbanas densamente pobladas pueden estar sujetos a restricciones o prohibiciones específicas para garantizar la seguridad. Estas restricciones están pensadas para evitar colisiones con aeronaves tripuladas y minimizar las molestias o peligros para los habitantes de estas zonas.
AESA y EASA también pueden requerir que los pilotos de drones que desean volar de noche demuestren competencias adicionales en comparación con los requisitos para vuelos diurnos. Esto podría incluir una formación específica en la operación y navegación de drones bajo condiciones de baja visibilidad, así como un conocimiento detallado de cómo las condiciones nocturnas pueden afectar el comportamiento del dron.
