La creciente moda por la utilización de drones y el aumento imparable en ventas, ha llamado la atención de gobiernos y servicios militares y de inteligencia de todo el mundo, preocupados porque estos aviones no tripulados pueden llevar incluso explosivos y armas químicas.
Pese a la legislación vigente y al peligro para la seguridad humana, aún hay muchas personas que siguen sobrevolando sus drones en rutas cercanas a los aeropuertos, por encima de incendios forestales e incluso sobrevuelan la misma Casa Blanca. Aunque aún no haya habido incidentes importantes, la prevención siempre ha de ser un factor a tener en cuenta y nada mejor que este Cañón Láser anti Drones de Boeing.
En efecto, Boeing ha desarrollado un cañón láser contra drones, diseñado específicamente para acabar con los aviones no tripulados que sobrevuelan espacios prohibidos o considerados peligrosos. Un nuevo aparato de la compañía aeroespacial que ya ha probado públicamente con éxito en un parque industrial de Nuevo México.
Un cañon láser de precisión contra drones
Hay muchas teorías sobre la mejor manera de lidiar con la amenaza de los drones. Por ejemplo, una compañía de Idaho ha desarrollado cáscaras de escopeta especial anti-drone. También algunas agencias están trabajando en una tecnología de interferencia para bloquear la comunicación del operador con el avión. Los bomberos en Nueva York ya se han quejado de la interferencia de los drones que han tenido que lidiar con ellos a golpe de manguera. Tal cual.
Por ello, Boeing ha ideado esta herramienta de precisión capaz de quemarlo con un simple láser y hacer perder fuerza al dron hasta hacerlo bajar. Éste nuevo aparato, aseguran los expertos, podría algún día ser instalado en la mayoría de instituciones gubernamentales estadounidenses, tales como El Pentágono.
El Drone-Killing Laser Cannon es una versión mucho más pequeña y más portátil que el láser móvil de alta energía (HEL MD) que Boeing ya mostró en ocasiones anteriores. En este modelo, la cámara es más grande y gira alrededor de un trípode.
Para su demostración, Boeing utilizó el láser con el objetivo de quemar agujeros en una cubierta de UAV estacionaria y compuesta, para mostrar cómo de rápido puede acabar con el drone. De hecho, bastan dos segundos a plena potencia y dron se funde en llamas. Se apremiaron las medidas de seguridad para asegurar que nadie sufría heridas oculares por el láser infrarrojo de dos kilovatios, ni había explosiones.
Este láser responde a un sistema compacto lo suficientemente pequeño para caber en un par de cajas y poder ser configurado por un par de soldados o técnicos en tan sólo unos minutos. Y está especialmente dirigido a conducir los drones lejos de las áreas más sensibles.
Su láser y, sobre todo, la base dónde está montado -un motor que puede apuntar en cualquier dirección-, lo hacen lo suficientemente preciso como para dirigirse a diferentes partes de un dron. Boeing ha declarado que Drone-Killing Laser Cannon es tan específico que puede tener la misma certeza en la visión que al usar unos binoculares.
Dependiendo de la velocidad del objetivo y la distancia, este nuevo invento de Boeing puede disparar dentro de una o dos pulgadas. Y todo ello, porque el láser se mueve a la velocidad de la luz y es más preciso por lo que no hay necesidad de dirigir el objetivo.
Cañón láser con amplia autonomía de uso
El Drone-Killing Laser Cannon se controla con un mando estándar de Xbox 360º, y un portátil con software de orientación personalizado. Una vez en el rango de disparo, el sistema puede hacerse cargo del operador humano y controlar la orientación y el seguimiento de forma automática. Aunque los prototipos actuales están destinados a utilizarse desde posiciones estáticas, este nuevo láser puede utilizarse en un vehículo en movimiento.
La electricidad necesaria puede provenir de una toma de corriente estándar de 220v, un generador en un vehículo militar o un paquete de baterías. Boeing tiene varias soluciones de batería dependiendo de la necesidad de la situación, pero todos deben dar suficiente resistencia, aseguran, para al menos dar unos cuantos disparos.
Al igual que ocurre con cualquier arma militar, Boeing tiene que trabajar a través de regulaciones de control de exportaciones antes de venderlo a gobiernos extranjeros. Tampoco está claro si las agencias civiles que administran prisiones y aeropuertos pueden desplegar el sistema bajo las regulaciones actuales e incluso qué regulaciones podrían aplicarse a un aparato como este.
Boeing también planea agregar una serie de efectos de sonido a la estación de control, para ayudar a los operadores de tareas múltiples a mantener un ojo en lo que sucede cuando está en un modo de seguimiento automatizado.
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